01
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Desde que me hice mi primer tattoo, me llamó mucho la atención. A partir de ahí empecé a investigar más sobre las técnicas que existían, y me empecé a obsesionar con todo este mundo.
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Me cambió todo, dejé mi trabajo para dedicarme plenamente a ello y empecé a echar tiempo a lo que me gustaba hacer, la mayor parte de las horas del día estaba en el estudio intentando mejorar, aprender... No tenía más vida ni tiempo para otra cosa que no fuera el tattoo.
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El blackwork, dotwork, ornamental… que son los que trabajo, pero aparte me gusta mucho el neotradi y el tradi entre otros.
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El compañerismo (parte super importante) la buena comunicación entre todos, y el buen funcionamiento de todo en general, y luego los detalles que se cuidan en el estudio para que el cliente tenga la mejor experiencia posible con nosotros. Aparte de enriquecerse de todos los compañeros que tienes a tu lado, para mí es el mejor sitio en el que puedo formar parte.
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Empecé a tatuar aproximadamente hace unos 10-11 años en Oviedo, lugar donde nací. Desde siempre he sentido muchísimo interés por la mecánica y la electrónica y sentía curiosidad infantil por todo esto. Me hice mi primer tatuaje a los 14 años y recuerdo ese día porque, lo que fue curiosidad en un principio, se convirtió en una promesa de aprender todo lo que pudiera de este mundo. Sin embargo, no era más que un gusto estético, artístico, no planeaba en ningún momento dedicarme a ello.
Del estudio pasé a la práctica casi sin darme cuenta, para mí fue algo natural. Mis primeras líneas las hice de una manera autodidacta, con pieles de naranja y patatas, y mucho más tarde convenciendo a buenos amigos (estas cosas unen mucho).
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